PLAN LECTOR GRADO  4-2

 El proyecto de Plan lector que realizamos en nuestra institución José  María Córdoba, tiene como propósito crear el hábito, el agrado y el deleite por la lectura. Sabemos que la lectura es fundamental para alcanzar  las competencias en todas las áreas.

Te invito a enamorarte de la lectura, dedicando tiempo para   leer textos acordes a tu edad y a tu interés.

 

 

SEGUNDO PERÍODO

DURANTE ESTE SEGUNDO PERÍODO LOS ESTUDIANTES DEL GRADO CUARTO, VAN  A LEER EL TEXTO " SANGRE DE CAMPEÓN" EL AUTOR DEL LIBRO ES " CARLOS CUAUHTÉMOC SÁNCHEZ"

ESTE AUTOR  ESCRIBE  MUCHA LITERATURA DE SUPERACIÓN PERSONAL. SANGRE DE CAMPEÓN, ES UN TEXTO DE SUPERACIÓN PARA NIÑOS.

 

La obra reúne muchos valores que la sociedad ha perdido con el paso del tiempo e indica que todos somos ganadores, aunque las cosas a veces no nos salgan como queremos.

 

SEMANA  DEL 27 DE SEPTIEMBRE  AL 1 DE  OCTUBRE DE 2021

 

CAPITULO  CUATRO:  "UN CAMPEÓN RESPETA LA INTIMIDAD AJENA"

 

Un campeón respeta la intimidad ajena

A la mañana siguiente, mi mamá llamó por teléfono: -El golpe de tu hermano fue en la cara -me dijo -. Además de abrirse la frente, se rompió el tabique de la nariz. Despertó en la madrugada, pero los médicos opinan que deberá permanecer en observación. -Dile que lo quiero mucho... -Se... se lo diré... -hizo una pausa, luego agregó -: Pásame a Carmela. Le di el teléfono a la nana. En ese momento, alguien tocó a la puerta. Fui corriendo. Era Lobelo. Venía en su cuatrimoto con un muchacho gordo, lleno de granos en la cara. Les platiqué lo que había pasado en mi casa. -¡Sale, brother! -expresó Lobelo-. Si que tienes mala suerte. De ahora en adelante te diremos así. ¿Qué te parece? ¡Felipe “el Malapata”! Los dos rieron. Yo también reí. No me gustaba el apodo, pero Lobelo y su amigo eran más grandes que yo. -¿Quieres subir a la moto? -me invitó después -. Vamos a divertimos un rato. -Mejor otro día –contesté -. yo aún sigo castigado. Mis papás están fuera... y -¡Ándale! Regresamos pronto. Dudé unos segundos. Carmela seguía recibiendo instrucciones de mi madre. Pregunté: -¿Cabemos?

-¡Claro! Antes de que la nana se diera cuenta, cerré la puerta y me subí a la motocicleta. Lobelo aceleró. Condujo a gran velocidad y tuve miedo de que chocáramos. Después de un rato llegamos al club deportivo donde mi hermano estuvo a punto de accidentarse en el trampolín. Se bajaron de la moto. -¿Vamos a hacer ejercicio? -pregunté. -No seas tonto, “Malapata”. -dijo Lobelo-. Los traje para enseñarles algo padrísimo. Tú eres miembro de este club. Yo no. Una vez vine con mi tío. Encontré una cosa increíble allá adentro. Dile al policía que somos tus invitados. -Pero... no traigo mi credencial. -¡No necesitas credencial! Sólo da tu nombre. -Me van a cobrar una cuota extra. Lobelo sacó un fajo de billetes y me lo sacudió en la cara. -El dinero a mí me sobra. Luego te regalo un poco ¡Reacciona! Vamos a entrar al club contigo... ¿Entendiste? El muchacho gordo me jaló de los cabellos y puso un brazo en mi cuello para asfixiarme. -Déjalo –dijo Lobelo-. Felipe, “el Malapata” es nuestro amigo ¿verdad? Dije que si. Me liberaron. Caminamos hacia la puerta. El policía anotó en su libreta que mi padre debería pagar una cuota extra por los dos invitados que yo había llevado. -¿Y ahora? –pregunté -. ¿Quieren jugar fútbol? Rieron.

 

-No somos deportistas -aseguró Lobelo-. Vengan, les voy a enseñar algo increíble. Lo seguimos. Entramos a las regaderas de hombres; el ambiente estaba húmedo y el piso mojado. Varios señores se bañaban, y una nube de vapor los envolvía. Lobelo caminó por delante volteando para todos lados como un ladrón. Llegó hasta la esquina del vestidor, abrió rápidamente una pequeña puerta y se metió, haciéndonos señales para que lo siguiéramos. Era el cuarto de máquinas, habla motores y calderas. -¿Qué hacemos aquí? -pregunté asustado -. Si nos descubren... -Cállate cobarde... Vengan. Miren eso. Señaló con el dedo una mancha en la pared. -¿Qué es? -pregunté. -Un hoyo. De seguro lo hizo algún trabajador de mantenimiento. Lobelo subió a la caldera y se detuvo sobre el muro para agacharse un poco y mirar por el agujero. -¡Guau! -exclamó después -. ¡Vean nada más! ¡Qué mujer! Está gorda y llena de bolas. ¡Y aquella! ¡Qué diferencia! Ésa si es una flaca. -A ver. Déjame ver. El amigo de Lobelo se trepó junto a él. Tuve la sensación de un hormigueo en el estómago. ¿Estaban viendo mujeres desnudas por ese agujero?, ¿pero, cómo? Pasaron mucho tiempo turnándose para mirar. Después de un rato me dijeron: -¿Quieres echar un vistazo? ¿O te da miedo? El gordo se bajó de la caldera para hacerme un lugar. Subí y me apoyé en el muro. En efecto, pude observar el baño de las mujeres. Había varias señoras sin ropa. - ¡Eh! -gritó Lobelo-, ¡al “Malapata” le está gustando! -¡Ya quítate! -dijo el gordo -. Es mi turno. Pero como tardé en obedecer, quiso subirse junto a mí. Perdí el equilibrio. Empujé los tubos calientes de la caldera y se vinieron abajo haciendo un escándalo. El vapor comenzó a rodeamos. Tosimos. Por fortuna no sufrimos quemaduras. -¡Vámonos! –dije -. ¡Esto puede explotar! Casi de inmediato alguien abrió la puerta. -¿Quién anda ahí? Varios señores a medio vestir nos miraban asombrados. Luego llegaron dos policías. Fuimos llevados a las oficinas del club. El administrador estaba furioso. -¿Qué hacían allá adentro? Mis compañeros se quedaron callados. El hombre se dirigió a mí: -Si no hablas, voy a tener que llamar a tu padre. -No –supliqué -, por favor. Últimamente le he causado muchos disgustos. -Entonces dime,

¿Qué buscaban en ese cuarto? No tenía escapatoria. Inhalé y dije: -Vinimos a ver a las señoras desnudas por un hoyo que hay en la pared. El administrador se quedó pasmado. Llamó a los vigilantes para que inspeccionaran el cuartito de máquinas.

Encontraron una vieja cámara con la que seguramente alguien fotografiaba a las mujeres por el agujero. Se armó un gran problema. ¿Quién es el responsable de esto? -vociferaba el jefe del club -¡Traigan a todas las personas de mantenimiento! Quiero interrogarlas. -¿Y nosotros? -preguntó Lobelo-, ¿podemos irnos? -¡No! -contestó el hombre furioso -. A ustedes dos no los conozco, pero a ti sí, Felipe, y conozco a tu familia. Tus padres son decentes. Tú deberías serlo también. Escúchame bien: Nadie tiene derecho a mirar o a tocar las partes íntimas de otra persona sin permiso. Cuando estamos desnudos, todos nos parecemos, pero esa desnudez, es parte de tu intimidad. Quien no respeta la intimidad ajena es un perverso. Y hay muchos en el mundo: Gente que falta el respeto a las mujeres y les hace invitaciones indecentes, gente que toma fotografías de personas desnudas para luego venderlas o exhibirlas; gente incapaz de comprender que la sexualidad es algo hermoso para compartir cuando se está casado, en un ambiente de amor. Lobelo y su amigo parecían fastidiados. Miraban hacia el techo distraídos. El administrador levantó aún más la voz: -Ustedes tres, niños, nacieron gracias a la unión amorosa de sus padres. Son producto de la bella intimidad de dos personas que se amaban. Es algo muy grande y bueno ¿comprenden? ¡Nunca se dejen llevar por quienes tratan al cuerpo humano como algo sucio! ¡Nunca vean pornografía, ni hablen de la desnudez de otra persona con morbo o malicia ¡No participen en conversaciones obscenas! ¡Sean distintos! Hay muchos niños irrespetuosos, que llegan a convertirse en jóvenes desvergonzados y en adultos malvados. ¡No sean ese tipo de niños! Los verdaderos triunfadores respetan su cuerpo y el de los demás, saben darse su lugar y no permiten que nadie los obligue a hacer travesuras de tipo sexual, ¿de acuerdo? Hubo un largo silencio. -¿Ahora sí nos podemos ir? -preguntó el Lobelo. -Váyanse -contestó el administrador -, pero tú, Felipe, quédate aquí. Todavía tenemos cuentas que arreglar. Hubo algunos tubos rotos. Vamos a determinar los daños y me firmarás un pagaré. Mis compañeros salieron y yo me quedé adentro.

 

ACTIVIDAD

1. Lea  con mucha atención el capítulo cuarto "UN CAMPEÓN RESPETA LA INTIMIDAD AJENA"

2. Identifica las palabras desconocidas y busca su significado en el diccionario.

3. realiza un resumen muy corto y un dibujo sobre este capítulo.

4. copia el repaso de conceptos o la enseñanza para nuestra vida.

  • Nunca te dejes influir por quienes se refieren al cuerpo humano como algo sucio. No veas pornografía, ni hables de la desnudez de otros con morbo.
  • Tú naciste gracias a la unión amorosa de tus padres. Eres producto de la bella intimidad de dos personas que se amaban.
  • Los verdaderos triunfadores respetan su cuerpo y el de los demás. Saben darse su lugar y no permiten que nadie los toque o los obligue a hacer travesuras de tipo sexual.

5. ¿ Cómo debes cuidarte de personas perversas?


CAPITULO  TRES:  "UN CAMPEÓN VALORA SUS HERMANOS"

 ACTIVIDAD

1.      Lee con mucha atención el capítulo  tres.

2.      Identifica  las palabras nuevas y buscar el significado en el diccionario.

3.      Escribe una oración con cada palabra nueva.

4.      Copia  el repaso de conceptos que aplicamos en nuestra vida diaria.

REPASO DE CONCEPTOS

·        Los hermanos crecen juntos; tienen la misma sangre, el mismo origen.

·        Jamás sientas celos de tu hermano: Ámalo, ayúdalo. Si algún día tienes riqueza y él no, compártesela. Tiéndele la mano.

·        Pocas cosas te pueden causar un daño espiritual más profundo que vivir enemistado con tu hermano.

·        Los hermanos se necesitan mutuamente. Forman parte uno del otro; al pelearse abren heridas que duelen durante toda la vida.

·        Cuando los hermanos se pelean, dejan entrar a las fuerzas del mal; cuando se ayudan y respetan, Dios se complace y bendice su hogar.

 

5.      Escribe un resumen muy corto del capítulo y realiza un dibujo.


SEMANA  DEL 20 AL 24 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 

CAPITULO  TRES:  "UN CAMPEÓN VALORA SUS HERMANOS"

 

Un campeón valora sus hermanos

 

Fuimos al patio. Procuré no mirar la sangre en el piso. -Ayúdame a levantar esto -le pedí a Carmela. -Felipe, ¿ qué vas a hacer? -Si mi hermano guardaba un secreto en el techo de la casa, tengo que descubrirlo. Se llevó una mano a la boca y exclamó: -¡Virgen Santísima!, ¡no subas!, ¡te puede pasar algo! Comencé a mover la escalera. Carmela me auxilió a regañadientes. La pusimos donde el terreno estaba más firme, pero en cuanto miré hacia arriba me arrepentí de lo que iba a hacer. Era demasiado alto. Carmela suplicó: -Mejor vamos adentro, Felipe. Prepararé la merienda. Asentí. Los fantasmas de la preocupación y la duda comenzaron a atormentarme: “¿Y si mi hermano se muere?, ¿y si queda paralítico?, ¿y si no lo vuelvo a ver?” Traté de tranquilizarme. Recordé que papá había escrito una carta para explicarme algunas de sus ideas. Tuve deseos de leerla. Quería comprender los castigos, los enojos y la frialdad de los adultos. Carmela fue a la cocina; yo a mi cuarto. Busqué uno de mis pantalones sucios en cuya bolsa había metido el sobre. Todavía estaba ahí. Lo abrí. La carta, decía: Felipe:

La situación entre tu hermano y tú es intolerable. No puede continuar.

Un hermano es el mayor tesoro de la tierra. Los hermanos se necesitan mutuamente, forman parte uno del otro y, al pelearse, abren heridas muy profundas que duelen durante toda la vida. Los hermanos comparten el amor y la alegría de sus padres, pero también los problemas y las lágrimas. Cuando hay carencias, pasan hambre juntos; cuando sus papás discuten, ellos sufren; cuando es Navidad juegan con los mismos juguetes; en vacaciones, se divierten al mismo tiempo. Los hermanos crecen juntos; no son rivales; tienen la misma sangre, el mismo origen; se formaron en el mismo vientre; fueron besados, abrazados y amamantados por la misma madre. Es normal que, a veces, discutan, pero nunca que se guarden rencor, se tengan envidia o se falten al respeto. Conozco hermanos que, al morir sus padres, se demandaron, se traicionaron y hasta se maldijeron por causa de la herencia. Esto es una aberración. Felipe, compréndelo: La amistad y el amor entre hermanos no puede ni debe cambiarse por cosas materiales. Tuve una maestra en la primaria que me platicó una leyenda al respecto: Hace muchos años había dos hermanos. Sus padres tenían un enorme terreno y bodegas donde guardaban las semillas para vender. En un repentino accidente, los padres murieron y ellos quedaron huérfanos. Ambos heredaron la misma cantidad de dinero. Uno de ellos era casado y el otro era soltero. El casado decía: -¡No es justo que mi hermano menor haya heredado lo mismo que yo! En realidad debería tener más, porque desea estudiar en otra ciudad, poner un negocio y alcanzar grandes sueños. Yo, en cambio, tengo la vida resuelta, mi esposa y mis hijos me ayudan y, en realidad, poseemos más de lo que necesitamos.  

Entonces, por las noches, tomaba un saco de semillas y, en secreto, lo arrastraba hasta la bodega de su hermano para que él tuviera más. El hermano menor también estaba inconforme con su parte de la herencia: -¡No es justo que mis padres nos hayan dejado la misma cantidad a los dos! –decía -. Yo estoy solo y casi no gasto nada. En realidad mi hermano mayor necesita más, pues tiene hijos y esposa que mantener. Voy a ayudarlo dándole parte de mi herencia. Así, cada noche, tomaba un saco de semillas y lo llevaba en la oscuridad hasta la bodega de su hermano para que él tuviera más. Ambos se regalaban una buena cantidad de granos en secreto. Pasaba el tiempo; ninguno de los dos comprendía porqué sus reservas no bajaban, hasta que una noche, se encontraron a la mitad del camino. -¿Qué estás haciendo? -preguntó uno. -¿Y tú? -preguntó el otro -. ¿Qué estás haciendo? Entonces comprendieron lo que sucedía, dejaron caer los sacos a sus pies y se abrazaron muy fuerte. -¡Gracias hermano! -le dijo el mayoral menor--. Eres el tesoro más grande que Dios me ha regalado. Te estaba llevando algo de mis semillas pero, con gusto, daría la vida por ti. El menor, con lágrimas en los ojos, contestó: -Gracias a ti, hermano. Has sido mi consejero y compañero siempre. No podría pagarte eso. Te regalaría todo lo que tengo, si con ello pudiera ver siempre felices a tu esposa, a tus hijos y a ti. Cuenta la leyenda que ese lugar fue bendecido por Dios.

Felipe: los hermanos, con sus actos, pueden bendecir o maldecir la casa. Cuando se pelean, dejan entrar a las fuerzas del mal y el hogar se llena de demonios; cuando se ayudan y se quieren, Dios se complace y envía ángeles protectores a esa familia. Nunca maldigas nuestro hogar. Bendícelo. ¡Cómo quisiera decirte, hijo mío, que te amo con todo mi ser! Si he fallado al demostrarte mi amor, por favor, perdóname... Tu madre y yo, a veces cometemos errores, lo reconozco, pero no tenemos nada en contra tuya. Con frecuencia, el hijo mayor de las familias se vuelve muy responsable, porque se le exige más que a los otros; los hijos de en medio se vuelven independientes, porque se les descuida un poco, y el hijo pequeño se hace un despreocupado porque se le consiente demasiado. Felipe, cada lugar en el orden familiar es hermoso, tiene ventajas y desventajas; no reniegues por la parte que te tocó. Jamás sientas celos de tu hermano. Si algún día tienes riqueza, y él no, compártesela. Tiéndele la mano. Cuando te pida que protejas a Riky por ser el menor, no te enojes, no lo tomes como una obligación desagradable, ¡considéralo un privilegio! No todos los niños del mundo tienen hermanos. Tú tienes uno. ¡Cuídalo! Recuérdalo siempre: ustedes forman parte el uno del otro. Pocas cosas le pueden provocar un daño espiritual más profundo a alguien que vivir peleado con su hermano... Terminé de leer la carta de mi padre. La doblé con cuidado. Sentí una repentina angustia; corrí al teléfono y lo tomé con ambas manos. -¡Suena! –le dije al aparato -. Necesito saber cómo está Riky. El timbre del teléfono permaneció silencioso.

Tenía muchas ganas de llorar. Carmela me llamó:

-¡Felipe, ya está tu cena! No hice caso. Salí al patio y miré hacia arriba. La escalera era larga, pero necesitaba saber de una vez lo que escondía mi hermano en el techo. Me armé de valor y comencé a subir. Al fin, llegué hasta arriba; me sorprendió ver un tiradero de pintura, botes sucios y una brocha. Parecía que Riky había estado jugando a... ¿Ser pintor? No. Recordé algo: Cada mañana, al empezar a pintar, me sorprendía de cuánto había avanzado el día anterior y de cómo algunos de mis brochazos parecían demasiado malos. También recordé que siempre había muchas gotas de pintura en el suelo. ¡Era eso! Mientras yo hacía la tarea de matemáticas encerrado en mi cuarto, por las tardes, Riky pintaba la casa para ayudarme. ¡Había querido disminuir mi castigo dándome una mano en secreto! Entonces me puse en cuclillas y lloré. Sentí las sombras del dolor y la culpa cayendo sobre mi. -¿Por qué? -dije en voz alta -, ¿por qué si a Riky no le pasó nada en la fosa de clavados, ahora se lastimó aquí? En la casa. Él sólo quería ayudarme... Moví la cabeza tratando de apartar a los fantasmas del remordimiento. -Dios mío –continué -, si yo ocasioné todo por mis malos deseos, no castigues a Riky. ¡Castígame a mí! Por favor. Tú sabes que peleamos todo el tiempo, pero yo lo quiero mucho y si algo le pasara, no sé qué sería de mi vida... Después de un rato, bajé con mucho cuidado de la azotea. Comí un poco. Puse el teléfono frente a mí, y lo miré durante horas hasta que me quedé dormido.

 


SEMANA DEL 13 AL 17 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 

ACTIVIDAD

 

Después de leer el segundo capítulo “un campeón nunca desea mal a nadie”, realiza la siguiente actividad:

1.      Busca en el diccionario, el significado de las siguientes palabras:

a.      Bumerán

b.      Profecía

c.       Rectificar

d.      Azotea

e.      Nana

2.      Escribe un resumen muy corto sobre este  capítulo

3.      Realiza un dibujo representativo del  segundo capítulo

4.      Copia el repaso de conceptos, pág. 157 o enseñanza para aplicarla en nuestra vida diaria.

5.      Responde la siguiente pregunta:

¿Cuál consideras que debe ser tu conducta,  cuando alguien cercano a ti,  se equivoca? 


SEMANA  DEL 6 AL 10 DE SEPTIEMBRE DE 2021

2. Un campeón nunca desea mal a nadie

 

Jamás imaginé que sería tan difícil pintar una pared. Me costó mucho aprender, pero poco a poco mejoró mi técnica. Trabajaba de cuatro a cinco horas diarias. Cada mañana, me sorprendía al ver cuánto había avanzado el día anterior y me enojaba conmigo mismo al descubrir que había dejado caer muchas gotas de pintura. Limpiaba y comenzaba de nuevo. Por las tardes, me encerraba a hacer operaciones matemáticas. Un día, llegó a buscarme mi amigo Lobelo.

Era mayor que yo, hosco y rebelde. En cuanto abrí la puerta me dijo: -Felipe. Te invito a dar una vuelta. Encontré algo fantástico que quiero enseñarte. A sus trece años, lo dejaban manejar una motocicleta de cuatro ruedas y, a veces, me llevaba como pasajero. -No puedo salir –respondí -; estoy castigado. -¡Pobre de ti! -dijo Lobelo-. Si tus papás estuvieran muertos, serías más feliz. Fruncí las cejas.-¡Es verdad! –continuó -. ¡Mírame a mí! ¡Soy libre como los pájaros! Mis padres se divorciaron. Yo me quedé con mamá y ella se volvió a casar, luego se peleó también con su nuevo marido. Ahora vivo con mi padrastro... Es lo mejor. Él me deja hacer fiestas, me presta su motocicleta, no se mete conmigo y me enseña a ganar dinero fácil. - ¡Tú sí que tienes suerte! -dije siguiéndole el juego -¡Cómo me gustaría que mis papás se murieran o se divorciaran también! De inmediato sentí la gravedad de mis palabras. Una vez oí por televisión que jamás se debe desear el mal, pues cada pensamiento es como un bumerán que regresa para golpearnos a nosotros mismos. Tuve miedo de que mis palabras se convirtieran en profecía. Quise corregir diciendo: “es una broma”, pero Lobelo se reía a carcajadas y no me atreví a rectificar. -¿Por qué no te escapas un rato? –Sugirió -, nadie se va a dar cuenta. -Mejor, déjame pedir permiso. -Como quieras -bajó la voz y me insultó -: mariquita. Fingí no escuchar. Llegué con mi mamá y le pregunté: -¿Me dejas salir? Sólo unos minutos. Por favor. -No -contestó. -¡Es injusto! –reclamé -. He avanzado mucho pintando la casa, ¿por qué no castigas a Riky? ¡Míralo! Está todo el día jugando con su vecino y provoca un desastre, mamá, date cuenta. Toma mis coches y los deja por todos lados. Además se finge enfermo. Desde hace varios meses dice que le duele el cuerpo, sólo para que lo consientas ¡y tú caes en la trampa! -A Riky le sube la temperatura; nadie sabe por qué –respondió -. No lo consiento. Sólo lo cuido. Por otro lado, ya prometió que va a guardar las cosas cuando termine de jugar. -Pero es que... -¡Deja de discutir y no causes más problemas! En esos momentos de enfado volví a tener malos pensamientos: “Ojalá mi hermano se hubiera estrellado en el cemento cuando se cayó del trampolín.” Fui a decirle a Lobelo que no podía salir. Torció la boca, dio tres acelerones a su motocicleta y arrancó sin despedirse.

Riky trató de hacer las paces conmigo, pero yo estaba furioso. Le dije que lo odiaba y que por su culpa me habían castigado. Sus ojitos se llenaron de lágrimas. Dio la vuelta y se fue. A partir de entonces, no volvió a entrar al cuarto en el que yo hacía mis labores escolares. Jugaba con el vecino afuera. Una tarde, cuando comenzaba a oscurecer, escuché ruidos extraños en el techo. La casa de dos pisos era demasiado alta. Salí al patio. Encontré al vecinito mirando hacia arriba y a Riky corriendo por la azotea. -¿Qué haces allí? -le grité. -Vine... –dudó -, ¡ah, sí! ¡A buscar mi pelota! Entré a acusarlo. Me interesaba más hacerlo quedar mal que ayudarlo a bajar. Mi madre estaba bañándose. -Mamá –grité -, ¡Riky se subió al techo! Ahora sí vas a tener que castigarlo. -¿Cómo dices? -Anda en la azotea. Subió por la escalera de aluminio con la que estoy pintando. -¿Dejaste la escalera recargada en el muro? -Sí. Es muy larga. Apenas la puedo mover, pero no la dejé ahí para que Riky se subiera. ¡Debes regañarlo! -Dile que se baje -suplicó. -No me obedece. -¡Ayúdalo! -insistió. -Es su problema. Que baje solo. En ese instante recordé que la escalera estaba apoyada sobre una superficie desigual y que había enormes piedras en el suelo. Si mi hermano no tenía cuidado, podía... Cuando razoné esto, era demasiado tarde.

Escuché un ruido estrepitoso de metal. Corrí al patio y vi un cuadro aterrador: Mi hermano se había caído. Estaba en el suelo, desmayado a un lado de la escalera. Me acerqué temeroso: Le salía sangre de la nariz y de la frente. Se había descalabrado. Lo miré de cerca, sin saber qué hacer. Todo comenzó a darme vueltas. Carmela salió de la lavandería y comenzó a gritar: -¡Jesús, María y José! ¡Mi niño, Riky! Volví a observar el rostro ensangrentado de mi hermanito y el mareo regresó. Al ver la sangre, tuve como una pesadilla: En diferentes tonos de rojo, vi a varios soldados. Junto a ellos, encadenados, había monstruos con brazos enormes, garras afiladas y cara peluda. Gruñían y enseñaban sus colmillos. Podía ver todo eso en la sangre de Riky. Los soldados cuidaban que los monstruos no escaparan. Sentí que me ahogaba. Mi madre había salido de la casa con una bata de baño, tenía el cabello lleno de jabón. Vociferaba como histérica. -¡Riky! ¿Qué te pasa? ¡Reacciona por favor! Levantó en brazos a mi hermano y lo metió a la casa. -¡Felipe! –gritó -. Llama a tu padre. ¡Pronto! Fui al teléfono y marqué el número de la oficina. -Papá -le dije en cuanto contestó -, mi hermano se cayó de la azotea. Se abrió la cabeza. Está desmayado. -¿Qué? ¿Cómo? ¡Pásame a tu madre!

Mamá tomó el aparato. Mientras hablaban miré a Riky, inconsciente, acostado sobre el sillón.

Al observar la sangre que le salía sin parar de la cabeza, volví a sentir mareo y deseos de vomitar. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué me impresionaba tanto esa herida? Estaba a punto de caer de nuevo por el agujero de colores, cuando mamá me tomó del brazo: -No mires -me dijo -, te hace mal. Tu papá va a llamar a la ambulancia. Mejor ve hacia la puerta para que recibas a los doctores y los hagas pasar. Obedecí. Me remordía la conciencia por haber acusado a Riky en vez de ayudarlo a bajar, pero me sentía todavía más culpable por haber deseado su muerte al caer del trampolín. También había pensado en voz alta: “ojalá que mis padres se mueran o se divorcien.” ¿Por qué se me ocurrieron esas tonterías? Recordé el programa de televisión que había visto. Sugirieron en él: “Nunca desees el mal a otros, aunque sean tus enemigos o te desagraden. Los pensamientos negativos se regresan como una maldición y destruyen a quien los tiene.” El vecino, amigo de Riky, estaba parado atrás de mí. -¿Por qué se subió mi hermano a la azotea? -le pregunté -, ¿de veras fue por la pelota? -No. Él tiene un secreto. -¿Qué secreto? -No te lo puedo decir. En ese momento llegó la ambulancia. El sonido de la sirena era impresionante. Bajaron dos paramédicos. Les mostré el camino. A los pocos minutos volvieron a salir llevándose a mi hermano. Mamá subió a la ambulancia y me advirtió: -Tu padre va a alcanzamos en el hospital, quédate aquí. -luego se dirigió a la nana -. Carmela, te encargo a Felipe. Al rato les llamo por teléfono. Vi la ambulancia alejarse. El amigo de Riky comenzó a caminar por la calle. -Alto -le dije -. Necesito hablar contigo ¿Cuál era el secreto de mi hermano?, ¿por qué se subió a la azotea? El chiquillo corrió sin contestar mi pregunta. -¡Espera! -le pedí, pero no me obedeció.


SEMANA Nº 4 DEL 23  AL 27 DE AGOSTO DE 2021

ACTIVIDAD

Después de leer el primer capítulo "UN CAMPEÓN ACEPTA LAS CONSECUENCIAS DE SUS ACTOS", realiza los siguientes numerales.

 

1. Haz una lista de las palabras nuevas, buscas su significado en el diccionario y lo escribes en tu cuaderno.

 

2. haz un dibujo sobre este capítulo.

 

3. escribe un resumen muy corto sobre lo que sucedió en este primer capítulo, explica quién es Ricky y quién es Felipe.

 

4. lee y copia la reflexión  ( repaso de conceptos)  que nos deja este capitulo y que es muy importante para aplicarlo en nuestra vida diaria.

 

  • Cada acto realizado es la semilla de un fruto que brotará tarde o temprano.
  • Al comportamos con paciencia y bondad, obtenemos amigos y cariño; al actuar con rencor y envidia, ganamos problemas y enemigos.
  • La palabra “amable significa “fácil de amar”. Si deseas recibir amor, sé “amable”.
  • Los adultos no castigan a los niños cuando cometen errores, sólo les enseñan que todos los actos tienen una consecuencia.
  • Los errores cuestan; al incurrir en alguno, debemos aceptar su resultado y reflexionar mientras pagamos el precio.

5. Escribe una  fábula, historieta  o un cuento que llame  " todos los actos tienen una consecuencia".


ACTIVIDAD

LEAMOS EL PRIMER CAPÍTULO DEL TEXTO "SANGRE DE CAMPEÓN"

CAPITULO I

UN CAMPEÓN ACEPTA LAS CONSECUENCIAS DE SUS ACTOS.

Mi hermano sufrió un terrible accidente y estuvo a punto de morir.

Era un día soleado. Nos encontrábamos nadando en la alberca del club deportivo, cuando Riky pidió permiso para ir al trampolín. Se lo dieron. A mi, tal vez me lo hubieran negado. Él era el hijo perfecto: alegre, ágil, simpático y buen estudiante. Yo, en cambio, tímido, torpe y sin gracia; todo me salía mal. Como soy el mayor, siempre me decían que debía cuidar a mi hermanito. Riky salió de la alberca y caminó hacia la fosa de clavados. Sentí coraje y fui corriendo tras él. Lo rebasé y subí primero las escaleras del trampolín. Trató de alcanzarme. Venia detrás de mi; podía escucharlo jadear y reír. Como siempre, él pretendía llegar a la plataforma de diez metros para llamar la atención desde arriba y lanzarse de pie, derechito como un soldado volador. Luego, mis padres aplaudirían y me dirían: “¿viste lo que hizo tu hermanito? ¿Por qué no lo intentas?” Jamás había podido arrojarme desde esa altura, pero esta vez me atrevería. No permitiría que Riky siguiera haciéndome quedar en ridículo. Llegué hasta el último peldaño de la escalera y caminé despacio. Un viento frío me hizo darme cuenta de cuán alto estaba. Respiré hondo. No miraría hacia abajo.

-¡Hola, papá! ¡Hola mamá! –grité -. Allá voy. Avancé decidido, pero justo al llegar al borde de la plataforma, me detuve paralizado de miedo. Riky ya estaba tras de mí. Me dijo:

-¡Sólo da un paso al frente y déjate caer! ¡Anda, sé valiente! Tuve ganas de propinarle un golpe, pero no podía moverme. -¿Qué te pasa? -me animó -. No lo pienses. Quise impulsarme. Mi cuerpo se bamboleó y Riky soltó una carcajada. -¡Estás temblando de miedo! Quítate. Voy a demostrarte cómo se hace. Llegó junto a mí. -¡Papá, mamá! Miren. Mis padres saludaron desde abajo. Cuando se iba a arrojar, lo detuve del brazo. -Si eres tan bueno –murmuré -, aviéntate de cabeza, o de espaldas. Anda. ¡Demuéstrales! -¡Suéltame! Comenzamos a forcejear justo en el borde de la plataforma. -¡Vamos! –repetí -. Arrójate dando vueltas, como los verdaderos deportistas. -¡No! ¡Déjame en paz! Mis padres vociferaban histéricos desde abajo: -¡Niños! ¡No peleen! ¡Se pueden a caer! ¡Se van a lastimar! ¿Qué les pasa? ¡Felipe! ¡Suelta a tu hermanito! Riky me lanzó una patada. Aunque era más ágil, yo era más grande. Hice un esfuerzo y lo empujé; entonces perdió el equilibrio, se asustó y quiso apoyarse en mí, pero en vez de ayudarlo, lo volví a empujar. Salió por los aires hacia un lado.

 

Me di cuenta demasiado tarde de que iba a caer, no en la alberca, sino afuera, ¡en el cemento! Llegaría al piso de espaldas y su nuca golpearía en el borde de concreto. Escuché los gritos de terror de mis papás. Yo mismo exclamé asustado: -¡Nooo!

Muchas cosas pasaron por mi mente en esos segundos: El funeral de mi hermano, mis padres llorando de manera desconsolada, los policías deteniéndome y llevándome a la cárcel de menores. De haber podido, me hubiese arrojado al aire para tratar de desviar la trayectoria de Riky y salvarle la vida.

Mi hermano cayó en el agua, rozando la banqueta. Me quedé con los ojos muy abiertos. Salió de la fosa llorando. Estaba asustado. No era el único. Todos lo estábamos. Cuando bajé las escaleras, encontré a mi papá furioso. -¿Pero qué hiciste, Felipe? -me dijo -. ¡Estuviste a punto de matar a tu hermanito! -Él me provocó –contesté -, se burló de mí... -¡Cállate!

Papá levantó la mano como para darme una bofetada, pero se detuvo a tiempo. Jamás me había golpeado en la cara y, aunque estaba furioso, no quiso humillarme de esa forma. Nos fuimos de regreso a la casa. En el camino todos estábamos callados. Por fortuna, no había pasado nada grave, pero cada uno de los miembros de la familia recordaba la escena.

 

-Felipe -sentenció papá -, pudiste provocar una tragedia. ¿Te das cuenta? vas a tener que pensar en eso, así que durante la próxima semana, no saldrás a la calle, ni verás la televisión. Trabajarás duro, ya te diré en qué. -¡Papá! –protesté -. Mi hermano tuvo la culpa. Él siempre... -¡No sigas! -estaba de verdad enfadado; después de varios segundos continuó -: Te has vuelto muy envidioso. No juegas con Riky ni le prestas tus juguetes; cuando puedes lo molestas y le gritas, ¿crees que no me doy cuenta? Abusas de él porque tienes doce años y él ocho, pero tu envidia es como un veneno que está matando el amor entre ustedes. Vas a reflexionar sobre eso y acatarás lo que te ordene, sin rezongar. Esa tarde, papá compró una cubeta de pintura y dos brochas. -Pintarás la mitad de nuestra casa -me dijo -. La fachada de la planta baja. Y lo harás con cuidado, no quiero que manches el suelo o las ventanas. Cuando te canses de pintar, entrarás a tu habitación y harás ejercicios de matemáticas. En cuanto me quedé solo, busqué a mamá para protestar: -¡Es injusto! –alegué -. Convence a mi papá de que me levante el castigo. Por favor.. ¡No quiero estar encerrado durante la última semana de vacaciones! -Lo siento, Felipe –contestó -, pero él tiene razón. Cometiste una falta muy grave. Harás todo lo que te ordenó y yo te vigilaré. No tienes escapatoria. -¡Eres mala -le reproché -, igual que él!

-No soy mala y ¡mide tus palabras! En la vida, si te comportas con paciencia y bondad, obtendrás amigos y cariño; si, por el contrario, actúas con rencor y envidia, te ganarás problemas y enemigos. Ni tu padre ni yo estamos enojados contigo, Felipe, pero nuestra obligación es enseñarte que para cada cosa que hagas, hay una consecuencia. No lo veas como un castigo; sólo pagarás el precio de tu error. Fuiste muy grosero y eso te obliga a cumplir un trabajo que te ayudará a pensar. Y lo harás con agrado. Cuando te sientas más cansado, quiero que le des gracias a Dios porque tu hermano está vivo. A la mañana siguiente, papá me despertó muy temprano, me dio una carta en un sobre cerrado y comentó: -Anoche te escribí algo. Doblé el sobre y lo guardé en mi pantalón. Me llevó hasta el frente de la casa para indicarme cómo realizar mi trabajo. Colocó una enorme escalera de aluminio que llegaba hasta el techo y me explicó la forma de deslizarla sobre la fachada. -Ten mucho cuidado –señaló -. No quiero que vayas a accidentarte. Usa la escalera sólo para pintar los muros desde la mitad de la casa para abajo y cuida que esté bien apoyada e inclinada antes de subirte a ella. Acepté sin protestar más, pero nunca imaginamos que la tragedia verdadera estaba a punto de ocurrir. 


SEMANA Nº 1 DEL 2 AL 6 DE AGOSTO DE 2021

ACTIVIDAD

REALIZA LA ACTIVIDAD EN TU CUADERNO DE PLAN LECTOR. ESCRIBE SEGUNDO PERÍODO

 

 

1. Observa la carátula del texto y realiza un texto explicando cómo lo interpretas, habla de todos los detalles y según tu, qué significado tienen.

 

2. Explica, para ti,  que significa   " sangre de campeón"

 

3. Para ti, quién es un campeón, cómo tu puedes llegar a ser un campeón y en qué puedes ser campeón.

 

4. Haz un dibujo de la carátula del texto.

 

5. Investiga la biografía del autor del texto y escribe los aspectos más importantes.


SEMANAS DEL 17 DE JUNIO  AL  2    DE  JULIO   DE 2021

REALIZA EL SIGUIENTE TALLER, EN HOJAS DE BLOCK CRUADRICULADA O LINEAL, PUEDES IMPRIMIR LA COMPRENSIÓN LECTORA Y SUBRAYAR CON COLOR O CON RESALTADOR LA RESPUESTA CORRECTA. LAS OTRAS PREGUNTAS SE DEBEN RESPONDER EXPLICANDO O ARGUMENTANDO, EN FORMA CLARA. 

RECUERDA: que el libro centra el relato en la fantasía y el humor, cuenta la anécdota de un niño que se comporta tan mal, que sus padres deciden ponerlo a prueba para ver si mejora su comportamiento con un castigo ejemplar: DESPEDIRLO DE SU CASA con la complicidad de todos los adultos, resalta que la intención es darle una lección a un hijo desconsiderado. 

INSTITUCIÓN EDUCATIVA JOSE MARIA CORDOBA

TALLER DE  PLAN LECTOR

    QUERIDO HIJO ESTÁS DESPEDIDO

GRADO 4-2

 

1.       COMPRENSIÓN  LECTORA.

SELECCIONA LA RESPUESTA CORRECTA

1. La mamá le comunico a Miguel su despido a través de:

a) Una frase

b) Un telegrama

c) Una canción

d) Una carta

 

2. A dónde se dirigió Miguel el primer día fuera de su casa:

a) Al colegio

b) Al cuarto

c) Al parque

d) A la esquina

 

3. Cómo se llamaban los tres amigos de Miguel:

a) Juan, Carlos y Mar 

b) Isaías, Alejandro y Mar 

c) Mar, Alejandro y Carlos

d) Isaías,  Mar y Alejandra

 

4. Miguel consideraba como una amiga de verdad a:

a) Mar

b) María

c) Mariana

d) manuela

 

5. En el parque Miguel entabla una conversación con:

a) Una señora

b) Un niño

c) Un perro

d) Un anciano

 

6. ¿Quién le recomendó a Miguel que pidiera ayuda a un abogado?

a) Un amigo

b) Una anciana

c) Un policía

d) Una tía

 

7. ¿Cómo se llamaba el abogado que Miguel busco para que le ayudará:

a) Matías

b) José

c) José María

d) Jorge 

 

8. ¿Qué le entrego Miguel a su mamá cuando fue a tocarle la puerta, luego de haber  hablado con el abogado?

a) Una instancia

b) Una rosa

c) Una fruta

d) Un telegrama

 

9. La mamá de Miguel ¿Qué decide luego de leer la Instancia entregada por su hijo?

a) No dejarlo entrar 

b) Cerrarle la puerta

c) Castigarlo y bofetearlo

d) Recibirlo nuevamente

 

10. ¿Qué tiempo estuvo Miguel despedido de su casa?

a) Un año

b) Un mes

c) Un día

d) Una hora

 

11. El tipo de narrador presente en el libro “Querido hijo: estás despedido” es:

a) Omnisciente

b) Testigo

c) Protagonista

d) Antagonista

 

12. Miguel es un personaje:

a) Principal y antagonista

b) Principal y protagonista

c) Secundario

d) Secundario protagonista.

 

13. El ambiente en el cual se desarrolla la historia es:

a) Un parque

b) Un edificio

c) En el barrio de Miguel

d) Ninguna de las anteriores

 

14. ¿Qué día recibió Miguel la carta de “despido”?

a)  7 de marzo

b) 7 de abril

c) 7 de mayo

d) 7 de junio

 

15. ¿Qué actitud tomó la mamá de Miguel después de entregarle la carta de despido?

a) Lo retaba por todo lo que hacía

b) Total indiferencia a todo lo que hacía su hijo.

c) Estaba triste con la situación

d) Ninguna de las anteriores.

 

 

16. El día del despido, su mamá:

a) Salió de paseo y volvió muy relajada.

b) Estuvo deprimida y encerrada en su pieza todo el día.

c) Discutió con su esposo, pues él no estaba de acuerdo con despedir a su hijo.

d) Visito a sus vecinas.

 

17. El personaje que ayudó a Miguel para volver a su casa, fue:

a) Los policías

b) El anciano que se sentó junto a él en el parque.

c) Sus amigos con los cuales se encontró en el parque

d) Don José, un vecino abogado.

 

18. ¿Quiénes se alegraron mucho de que Miguel haya sido despedido de su casa?

a) Sus amigos porque así podrían jugar sin límites con él

b) Sus vecinas del edificio, Amanda y Francisca

c)  El padre de Miguel

d) Todas las anteriores

 

 

      2.       RESPONDE:

 

      1.       ¿Crees que la situación del libro puede llegar a suceder realmente?

 

      2.     Te atreves a leer este libro con tus padres o piensas que les darías una idea de cómo actuar contigo?

 

      3.       Piensa y responde, pero di la verdad. ¿Crees que abusas de tus padres? ¿Te merecerías un despido como Miguel?

 

      4.       ¿Crees que abusas de la confianza de tus amigos, amigas, profesores y personas que te rodean? ¿Te mereces un despido?

 

      5.       Interpretar el sentido de las siguientes metáforas de uso cotidiano:

“Poner manos a la obra”

 “Por un pelo”

“Caer el cielo encima”   

 “Con  bombos y platillos”

 

      6.        Redacta una instancia tomando como modelo la que escribió Miguel dirigida a sus padres.

 

      7.       Tras el despido, tu  opinas que Miguel revaloriza el entorno en que vivía?  Explica el por qué.

 

     8.     Cuál ha sido la peor falta que has cometido en tu casa (contestar mal, no ayudar cuando se necesita, no tener consideración con las metas familiares en materia de educación, ahorro, orden o aseo, entre otros.)

 

     9.    Escribe  los comportamientos que digan: “Lo que más molesta a mis papás en mi casa es cuando yo…” y  “¿Qué podría hacer para mejorar estos comportamientos y actitudes en casa?

 

 

      10.   Diseña  un álbum fotográfico que dé cuenta de  pequeñas cosas que  valoras y que si algún día tuvieras que irte de casa extrañarías  mucho;  especialmente (lugares del barrio,  mejores amigos,  familia, colegio,   comidas caseras preferidas, entre otros. ) y que, de alguna manera  te  proporcionen felicidad. Cada imagen debe estar acompañada de un texto que justifique la elección.